Los labios deben estar entreabiertos, con
las comisuras hacia atrás, de forma que se vean los dientes. Como si estuviéramos
sonriendo.
Los maxilares deben estar ligeramente
separados.
La lengua la arqueamos y ponemos la punta en
la parte de debajo de los dientes, en los incisivos inferiores en la cara posterior. Los laterales
de la lengua tienen que tocar los bordes de los molares superiores. De esta
forma se queda como un surco por el que pasa el aire.
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